Si en mi post anterior venía a sugerir una solución para tener, al fin, políticos que nos sirvan honrada y eficazmente, según nuestros deseos, basada fundamentalmente en la tecnología moderna, hoy la bandeja de entrada del correo electrónico me brinda otra solución, esta vez para aquellos que, desconfiando de la tecnología, están más por la labor de utilizar aquellas energías y potencias espirituales con las que contamos los seres humanos.
Un mensaje de correo, con una bonita presentación de Power Point, llena de fotografías de paisajes paradisiacos y tiernos animalillos, me ofrece un CURSO DE MILAGROS. Sí, tal como digo. No es un error.
El “Curso de milagros” se celebrará en Deltebre, Tarragona, en la Biblioteca Pública Municipal, junto al Ayuntamiento, durante los días 28 y 29 de mayo. Coordina una tal Araceli, que aparece así, sin apellidos o más datos acerca de su preparación o vinculación con la “materia” del curso (1). No es gratis la cosa, cuesta 15 euros, pero el precio aparece bajo el eufemismo de “donativo”.
“¿Qué es un curso de milagros?”, sigue la presentación. No os dejaré con la intriga: es “una desprogramación mental”, “un recurso de sanación”, “una forma de vivir” y “una reinversión del pensamiento”. Resumiendo: los milagros ocurren como expresiones de amor; nada real puede ser amenazado, nada irreal existe (2).
El curso nos enseña que no tenemos que cambiar la mente de nadie ni tenemos que cambiar el mundo; simplemente que suceda lo que suceda, la respuesta es amar.
Agradecedme que os ahorre las horribles imágenes de girasoles, puestas de sol, pavos reales y caritas de bebés de diferentes razas. No quiero provocaros un shock.
Por lo tanto, solución para los que desconfiaban de mi propuesta científico-tecnológia. Enviemos a Deltebre el próximo fin de semana a todos los que en las últimas elecciones han obtenido un cargo público, y por la módica cantidad de 15 euros por cabeza ésto se convertirá en un paraíso de amor, sin corrupción, sin violencia, sin falta de honradez, sin mentiras, sin enchufismo, sin injusticias. Y, por favor, un premio gordo para Araceli, YA. El Príncipe de Asturias, el Nadal, el Maite o el Naranja. Da lo mismo.
Por cierto, creo que han elegido un mal lugar para celebrar el curso. Para mí que ese municipio debe tener muy malas vibraciones para tratar de estos temas. Deltebre es conocida, junto con Amposta, como la “catedral de los correbous”. Temo que los amantes de los animales, los furibundos enemigos de los festejos que se basan en su sufrimiento, se tomen a mal la incoherencia de que el mismo Ayuntamiento que organiza esos festejos ceda sus instalaciones para hablar de amor y milagros.
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(1) Y en un acto de lo que me parece estupidez infinita, aunque no nos proporciona sus apellidos, sí su teléfono móvil. Espero que luego no se queje por las llamadas de cachondeo que reciba.
(2) La agudeza de esta última frase todavía me tiene anonadada.
No hay la mas minina posibilidad de que a mi me pillen…jajaja
Besitos y salud