La leyenda de Orfeo es una de las más bonitas de la mitología griega, y una de las que tienen más simbolismo:
Orfeo era hijo de un rey de Tracia y una de las Musas. Era el músico y poeta más famoso de su tiempo, pero no era un cursi que estaba todo el día tocando la cítara, sino que también le gustaba la acción y la aventura. Por eso participó en la famosa expedición de los Argonautas, que acompañaron a Jasón en la búsqueda del vellocino de oro.
A su vuelta se casó con Eurídice pero mientras celebraban la ceremonia nupcial apareció Aristeo con intención de raptarla. En la huída, Eurídice pisó a una serpiente, muriendo a causa de la mordedura. Orfeo, desesperado, decidió bajar a los infiernos a buscarla, y con su música dejó pasmados a los dioses infernales. Hades, impresionado, accedió a que se llevara a Eurídice, pero con la condición de que ella caminaría detrás de él, y Orfeo no podía volverse para mirarla hasta que llegaran a la luz del sol. Cuando ya estaban llegando a la superficie, Orfeo, intranquilo por si el dios le había engañado, miró hacia atrás y Eurídice desapareció para siempre.
Estoy preparando un viaje para el verano. Como mi rincón preferido (Oriente Medio y sus alrededores) está un poco revuelto, y los sitios más convencionales de Europa que todavía me quedan por conocer me suscitan una tremenda impresión de aburrimiento, he pensado en darme una vuelta por la tierra de Orfeo, la antigua Tracia, Bulgaria, para entendernos.
Bulgaria es uno de esos países que yo creo que los europeos nos olvidamos a menudo de que están aqui, en Europa, y parece bastante interesante. El viaje es bastante variado, e incluye hasta una ruta de senderismo para visitar “La garganta del diablo”, la cueva por donde se supone que Orfeo entró al mundo de los muertos. Habrá arte (arquitectura bizantina, muchos monasterios medievales decorados con fantásticos frescos, y la famosa escuela búlgara de iconos), gastronomía (he echado un vistazo a los platos típicos y ya se me hace la boca agua. Hay también algunos vinos que por lo visto merecen la pena), arqueología y mitología (además de Orfeo, aquí se sitúan también parte de los mitos de Dionisos), artesanía y hasta playa (un día de playa en el Mar Negro).
Sólo de pensar en el viaje ya me entra cierto nerviosismo, siempre me pasa. A partir de ahora se me olvida lo duro que es el fin de curso, lo insoportables que están los alumnos, que tengo que pagar a Hacienda… Todo lo desagradable se diluye y la preparación del viaje lo llena todo. Y es que me espera mucho trabajo. Consulto libros y mapas, leo sobre la historia del país que voy a recorrer y, sobre todo, planeo el equipaje como si en ello me fuera la vida. Comencé viajando con muchísimo equipaje, y con los años he aprendido a reducirlo al mínimo sin renunciar a todo aquello que me hará el viaje más agradable. En fin, que empiezo ya mismo.